Entrar a un almacén, kiosco, polirrubros o un mercado de barrio y encontrar los alfajores hechos en Río Grande es una situación tan novedosa como placentera.

Novedosa porque hace muy poco tiempo que esta golosina puede verse, destellando sus colores violeta y amarillo, entre muchas otras de marcas conocidas algunas y otras no tanto, en los mostradores y vitrinas exhibidoras de muchos negocios locales.

Y placentera, porque está bueno encontrar y probar este alfajor riograndense en los comercios de la ciudad. Hace que uno sienta una especie de orgullo al sentirse parte de esta comunidad. Hace a la identidad y al sentido de pertenencia de los riograndenses.

Y el autor de esta situación es un joven emprendedor que se llama Rodrigo Alfonso, un bahiense que llegó a la Isla con sus padres y hermanos hace 35 años. “Mis viejos vinieron como tanta gente en busca de una posibilidad de trabajo cuando yo tenía 10 años así se puede decir que estuve acá casi toda mi vida”, le dijo a 94Veinte Magazine en la recepción de su pequeña fábrica de alfajores.

Rodrigo contó que trabajó siempre en fábrica y que “como se trata de un trabajo que nunca te da muchas certezas por todo lo que siempre pasa en las fábricas con el tema de la 19.640, cuando decidí formar una familia empecé además con un negocio del rubro gastronómico, pero después de unos años entre la fábrica y el negocio tuve que tomar la decisión de dejarlo y aproveché que surgió una posibilidad de venta”.

“Pero después nacieron mis dos hijos y volví a plantearme iniciar otra actividad en paralelo para poder darles la posibilidad de estudiar cuando terminen el colegio”, dijo.

Y fue cuando surgió la idea de poner una fábrica de alfajores. “No salió de una, porque primero se nos había ocurrido una heladería ya que tenemos un amigo que tiene una y vemos que le va muy bien (risas), después pasamos a una fábrica de hielo y al final nos decidimos por hacer alfajores”, señaló Rodrigo.

Entonces su puso en marcha y empezó a investigar el tema, a hacer las averiguaciones del caso y ponerse a probar cómo era hacer el producto. Luego de los primeros ensayos y alentado por los resultados empezó con los trámites de habilitaciones, certificaciones y demás tanto en Gobierno como en el Municipio.

La cuestión es que hace como dos años que hace alfajores hasta llegar al punto en que hoy se encuentra y en el que, conforme con el producto que logró, salió al mercado a competir con el resto de las marcas del rubro.

“En este momento estoy haciendo un alfajor semiindustrializado ya que si bien hay mucha maquinaria y buena parte del proceso es automático, todavía hay mano de obra artesanal de mi parte” afirmó, y agregó: “cuando tuve todo listo, habilitaciones hechas, registros concretados y proceso de elaboración preparado, me largué a la producción masiva, el 22 de agosto pasado, es decir, hace muy poco”.

“Fin del Mundo te endulza” es la marca elegida en versiones de chocolate y dulce de leche “aunque estoy viendo de ampliar hacia otras opciones”, dice Rodrigo que completó su idea del nombre: “le pusimos así porque queremos ser una marca fueguina y que, si bien el producto es hecho en Río Grande, la intención es llegar a Tolhuin y luego a Ushuaia para explotar allí la industria del turismo”.

Este “fin del mundo” que “te endulza” empezó a Río Grande, porque es de acá. Pero allí va, orgullosamente fueguino, a conquistar el mundo!!

Fuente: Revista 94 Veinte Magazine.