Ancilla vino a construir. A construir su vida, una esperanza, una familia. Y lo logró. Con trabajo, constancia y compromiso, sin olvidar sus raíces. Como debe ser. Integrándose en aquella lejana Ushuaia; tan lejana en el tiempo y en sus costumbres y tan cercana a sus sentimientos. Le dio hijos a ésta tierra. Ellos, nosotros, el Movimiento Popular Fueguino, hoy le decimos hasta siempre.

Gracias Ancilla D’Agostino de Henninger: lo construído habrá de perdurar.

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