El Municipio de Río Grande a través de la Dirección de Turismo inauguró el viernes 7 de junio la muestra fotográfica “Diarios de Motocicleta de Ushuaia a Alaska – 1960”, en coincidencia con la celebración del Día del Periodista.

La misma está montada en el Mirador Temático de la Torre de Agua de la cuidad donde se han dispuesto, desde una moto original que es réplica de la que utilizó el protagonista de la historia hasta recortes de diario, publicaciones periodísticas del viaje y fotografías que van recorriendo una ruta que se inició en Ushuaia el 19 de noviembre de 1960 y culminó en Alaska, casi tres años más tarde.

Degratti contó en la apertura de su muestra detalles del viaje que realizó y muchas de las vicisitudes que debió sobrellevar en los diferentes países que atravesó en su moto Alpino de 175 cc, durante 32 meses en los que recorrió más de 28 mil kilómetros, cuando solo tenía 23 años de edad.

“Juan José es un antiguo poblador de nuestra ciudad y fue el primero en unir Ushuaia con Alaska en su pequeña moto y por eso estamos orgullosos de mostrar elementos de aquella aventura”, indicó Stella maris Alazard, directora de Turismo.

En la inauguración oficial de este viernes acompañaron a Alazard y Degratti la senadora nacional Miriam Boyadjián, la secretaria de Producción y Ambiente del Municipio, Sonia Castiglione, la titular de la Asociación de Colectividades Extranjeras, Cecilia Uribe Calle, personal de Turismo, familiares y amigos de Degratti y miembros de la agrupación motoquera local Vouken Kayen.

La muestra estará abierta durante todo el mes de junio de lunes a viernes de 15 a 19 y los sábados, domingos y feriados de 16 a 20 en la Torre de Agua ubicada frente a la Plaza Alte. Brown.

“Les quiero agradecer a todos, al Municipio, a la Dirección de Turismo, en especial a Stella Alazard, que me hizo sacar todos los recuerdos de la maleta donde tengo todo lo del viaje”, empezó agradeciendo Juan José en diálogo con La Vidriera Fueguina.

Y empezó a contar casi sin respirar: “partí el 19 de noviembre de 1960 desde Ushuaia a las 9.45 con una moto Alpino, motor 421, chasis 1522, patente 012”. Y aclaró que “tardé casi tres años en llegar a Alaska y 10 horas en volver”.

Entonces lo dijo: “tardé mucho porque con 22 años si llegaba a un lugar y me gustaba una chica me quedaba, como me pasó en Lima que me quedé como tres meses”. Recordó que “me terminaron expulsando. Pero ahí me pasó algo extraño porque cuando estaba cruzando la frontera de Perú a Ecuador, justo se produce una revolución en Ecuador y no me dejaban entrar. Así que no podía volver y no podía seguir hacia el norte. Fue cuando un señor de la aduana, Javier Basos Peña, me dio alojamiento hasta que se normalizó la cosa y pude seguir. Dos días estuve así”.

“El tramo más duro fue en Costa Rica –continuó – porque aún no había puentes para cruzar los arroyos. Entonces tenía que desarmar la moto y pasarla por partes, para después armarla de nuevo y seguir. Tuve que cruzar así 14 ríos”.

Le preguntamos si no tuvo la posibilidad de quedarse a vivir en alguna parte durante el trayecto y recordó que pudo haberse quedado “a vivir en Houston donde conocí una mexicana. Le pedí que nos casemos para poder quedarme y vivir juntos, pero me dijo que no. Y gracias a eso pude terminar el viaje”.

Ya en el final relató que: “llegué hasta cerca de Fairbanks, Alaska, y regresé porque ya había empezado a nevar. Volví a Houston y de ahí me fui a Miami, donde me tomé un avión hasta Buenos Aires en un vuelo de 10 horas.

 

“Cuando llegué fui a Rosario a ver a mis padres y luego me vine a Río Grande. Ya era enero de 1964 y el reverendo Forgacs y don Víctor Jesús Donoso organizaban una carrera para el aniversario de Don Bosco que es el 31 de enero”, sostuvo Juan José, y completó: “le saqué los guardabarros a la moto y corrí. Éramos 10 y tuve la suerte de ganar la carrera, dentro del pueblo. Hay un monolito que recuerda esa carrera frente al colegio María Auxiliadora”.

“Haría ese viaje una y mil veces” dijo ya en el final de la charla, y explicó su secreto para mantenerse económicamente en todo ese tiempo: “durante todo el viaje fui pidiendo ayuda en bomberos, policía y personas que encontraba. Así comía y dormía”.

Y terminó recordando algunos momentos inolvidables: “vi el volcán Ojo de Agua en erupción, en Guatemala; me agarró un terremoto en Sonsón, Colombia. Cruzando la línea divisoria entre Medellín y Bogotá me detuvieron los bandoleros. Les dije que era mochilero y que viajaba en moto, y me dejaron seguir. Pero detrás mío venía un colectivo de la Flota Magdalena. Los ametrallaron a todos. Terminaron todos muertos…”